Cuantas veces has terminado pagando el estrés o la ansiedad con la comida. Para muchas personas puede ser fácil, pero para otras, enfrentarse a una situación de ansiedad puede traducirse en la pérdida de unos hábitos alimenticios saludables.
Cuando experimentamos alteraciones emocionales, es muy importante mantener una alimentación adecuada, aunque sabemos que las emociones juegan un papel muy importante aquí, y a veces es difícil cumplir con estas expectativas.
Cuando la comida es sustituta de nuestro equilibrio emocional
¿Cuántas veces has pagado tus frustraciones dándote un atracón? La compulsión que nos guía a la hora de comer es, muchas veces, la desesperación a nivel emocional. Cuando perdemos el control de nuestras emociones y dejamos que las comidas sean nuestra forma de afrontar las emociones negativas. En este caso las dietas no funcionan, porque la comida y el peso son los síntomas, no el problema. Concentrarnos en la comida es una forma de no prestar atención a las razones emocionales que nos llevaron a su consumo.
Las razones por las que hacemos esto es porque las comidas con alto contenido en azúcares y/o hidratos de carbono nos aportan una sensación de bienestar a nivel cerebral. Levantando así de manera más o menos rápida y sencilla nuestro estado de ánimo, aunque es un alivio momentáneo.
Para no dejarnos llevar por nuestras emociones a la hora de comer, puedes seguir estos consejos:
- Comer deprisa no es buena opción: muchas veces comemos hasta que nos duele el estómago y lo hacemos además de manera muy rápida. Eso es porque nos invade la ansiedad. Para evitar este hábito es bueno empezar a contar las veces que masticamos cada vez que nos metemos algo a la boca para comer de manera pausada. No importa el número de veces que mastiques el alimento, solo se trata de conseguir comer más despacio y de manera consciente. Cuando comencemos a comer más despacio, la sensación de saciedad será más identificable.
- ¿Y si la ansiedad me domina?: realiza respiraciones profundas para relajarte antes y así comer menos y mejor. Estas inspiraciones nos ayudarán a conocer las sensaciones de nuestro cuerpo, y así identificar cuando la ansiedad nos domina.
- ¿Es hambre o son las emociones?: en otras ocasiones sentimos la necesidad de comer urgente. Tenemos que hacernos una pregunta si esto ocurre: ¿He comido hace más de 3 horas? Entonces lo que tengo es hambre, si hace menos tiempo, probablemente sean nuestras emociones intentando comer por nosotros. Ante esto, intentar centrarnos en qué nos pasa para ponerle solución puede ayudarnos. Si no, hacer actividades que nos mantengan la mente ocupada sin pensar en la comida, podría ser otra opción si no somos capaces de enfrentarnos y poner solución a nuestros problemas. Aun así, si ves que las emociones son muy poderosas, plantéate buscar ayuda profesional.