¿Por qué visualizar la recuperación es tan importante?

mujer pensando en sofá

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Proyectar una imagen y vivirla como si estuviera sucediendo puede ser determinante en la recuperación de una lesión.

¿Sabías que cuando te imaginas mordiendo una rodaja de limón, tu cerebro reacciona de forma muy similar a cuando realmente la muerdes? Varias investigaciones así lo demuestran. Por eso, la visualización es una herramienta ideal para la recuperación de lesiones y la mejora del rendimiento.

Qué es visualizar

La visualización consiste en crear escenas claras y realistas en la mente para lograr un determinado objetivo.

Una manera precisa y rigurosa de entrenar tu mente para aquello que quieres que suceda. Porque, al fin y al cabo, de eso hablamos. De decirle a nuestro cuerpo aquello que tiene que vivir para que pueda reproducirlo de la manera más ‘fidedigna’ posible.

Cuando desarrollas una imagen en tu mente, se activan varias áreas en el cerebro. La primera zona que se activa es el lóbulo frontal, que es el responsable del aprendizaje, la planificación y la ejecución de esos planes. También se activa el lóbulo occipital, que es el que te hace visualizar lo que estás pensando.

A continuación, cuando la imagen empieza a repetirse en tu cabeza, se atenúa la reacción de la amígdala (que es la encargada de la respuesta de «luchar o huir»), reduciendo así la ansiedad y el miedo que pueda generarte dicha actividad.

Además, la repetición visual refuerza la vía motora entre el cerebro y los músculos: es como si realmente estuvieras llevando a cabo esa actividad en ese momento. Activándose así todos estos mecanismos que mejoran tu capacidad para recuperarte de una lesión.

Un estudio realizado en la revista Journal of Neurophysiology, descubrió que las personas que tenían la muñeca escayolada y se imaginaban a sí mismas moviéndola perdían un 50% menos de fuerza que los sujetos que no realizaban esta visualización, después de un periodo de inmovilización de cuatro semanas.

Cómo visualizar de forma eficaz

Dicho esto, la visualización no es tan simple como cerrar los ojos (ojalá).  Por ello, aquí te dejo algunas pautas que te ayudarán a conseguirlo:

1. Al despertar visualiza

Inmediatamente después de despertarte, «visualiza el proceso» durante cinco minutos. Imagina todos los pasos que vas a dar, es decir, cada uno de los movimientos y cómo estos enlazan con los siguientes.

Tómate tu tiempo. Revive en tu mente cada uno de los movimientos y acciones e imagina que estás en la vida real. Buscando la excelencia en la práctica. Si cometes un error, si las imágenes no resuenan contigo, simplemente rebobina, analiza y vuelve a empezar otra vez lentamente. Con tiempo y práctica, ganarás un mayor control y habilidad para manipular las imágenes para que reflejen exactamente lo que quieres que pase.

Céntrate en el proceso y no en el resultado.

Al practicar la técnica a primera hora de la mañana te aseguras de que tu mente tenga tiempo de registrar el plan visual antes de ponerlo en práctica en la vida real.

2. Céntrate en los detalles

Cuando imaginas todos los detalles que participan en la consecución de tu objetivo, lo que realmente estás haciendo es practicar cómo conseguirlo con acciones concretas, en lugar de pensar en ello de manera informal.

Para hacer bien este ejercicio, involucra tus cinco sentidos: oído, vista, olfato, gusto y tacto. Haz que el momento sea real, siente cómo responden y trabajan tus músculos con cada movimiento mental, con cada sensación.

3. Sé positivo y automotívate

Aunque te cueste entender tu nueva situación, acéptala. Cuando antes lo hagas, antes podrás ponerte manos a la obra en tu recuperación física y mental para volver cuanto antes.

Ten muy presente que nada es permanente y que todo es temporal. Cultiva tu paciencia y también tu resiliencia. Y rodéate te personas que te apoyen incondicionalmente. Si tienes al lado gente dispuesta a ayudarte y recordarte que sí se puede, todo se hace más fácil.

Entrena tu mente para la vuelta, para el gran momento, recorre de forma exacta cada detalle y focalízate.

Como dijo Aristóteles: “Somos lo que hacemos repetidamente cada día, de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”. Y de eso va la visualización: de trabajar ese hábito y hacerlo excelente, pase lo que pase.

Para aprender más sobre esta capacidad de hacer ‘tangible’ la recuperación te recomiendo este episodio del podcast.

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