¿Sientes ganas de orinar con mucha frecuencia? ¿Orinas más de siete veces al día? Y por la noche, ¿te despiertas para ir al baño? ¿No te da tiempo a llegar al baño o tienes pérdidas de orina al reír, toser, saltar o practicar algún deporte? Si la respuesta a estas preguntas ha sido afirmativa, sufres incontinencia urinaria.
¿Qué es la incontinencia urinaria?
La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina a través de la uretra. Es una patología que afecta a millones de personas en todo el mundo. En concreto, la sufren una de cada tres mujeres a partir de los 50 años y uno de cada cuatro hombres. Estos ‘escapes’ de orina pueden tener un impacto significativo, mermando la calidad de vida de quienes los padecen, les estigmatiza y avergüenza mucho, haciendo que, por querer esconder la enfermedad, llegan a condicionar su ámbito familiar, social, laboral y sexual. Existen diferentes tipos de incontinencia urinaria, entre los más frecuentes, encontramos:
- Incontinencia urinaria de urgencia: la pérdida de orina va asociada a un fuerte deseo de orinar que se denomina urgencia miccional. Se produce por una contractilidad aumentada e incontrolada del músculo detrusor, el cual envuelve nuestra vejiga teniendo la capacidad de permanecer relajado en la fase de llenado y contraerse en la fase de vaciado. El problema aparece cuando el músculo detrusor empieza a contraerse de forma involuntaria en la fase de llenado, mandando la información errónea de que tenemos que ir al baño de forma rápida y constante.
- Incontinencia urinaria de esfuerzo: estas pérdidas de orina ocurren cuando se realiza algún esfuerzo físico, como puede ser toser, estornudar, reír, saltar, coger peso o practicar algún deporte . Se produce por una debilidad de la musculatura que comprende el suelo pélvico y a una mala gestión de las presiones abdominales.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
En cuanto a las situaciones que pueden comprometer la funcionalidad de nuestro suelo pélvico, aumentando la posibilidad de padecer incontinencia urinaria nos encontramos con el embarazo, el parto (cesárea o vía vaginal), la menopausia, la obesidad, el tabaquismo, bebidas estimulantes, deportes de impacto, cirugías pélvicas (histerectomías o de carácter oncológico), entre otros.
¿Cómo podemos ayudarte desde la fisioterapia?
La incontinencia urinaria es una de las disfunciones de suelo pélvico que con más frecuencia tratamos en consulta. A este nivel, disponemos de un amplio abanico de técnicas y recursos que nos pueden ayudar a recuperar o mejorar nuestra calidad de vida frente a este tipo de disfunciones.
Para establecer un tratamiento, se realizará una historia clínica, una exploración física y una evaluación ecográfica, con el fin de elaborar un plan totalmente personalizado ya que cada caso es diferente y pueden existir diversas etiologías y manifestaciones según la patología y fase en la que se encuentre cada paciente.
Dentro de las herramientas, podemos hablar en genérico de:
- Biofeedback para toma de conciencia de la musculatura.
- Electroestimulación para aumentar el reclutamiento de fibras ante una contracción muscular.
- Radiofrecuencia para mejorar la calidad de los tejidos.
- Calendario miccional para valorar los hábitos del día a día.
- Entrenamiento de la vejiga para reeducarla.
- Fortalecimiento de la musculatura del suelo pélvico para mejorar el control, la fuerza y la resistencia de la misma.
- Neuromodulación del tibial posterior.
- Ejercicios de corrección postural.
- Gimnasia Abdominal Hipopresiva.
- Reeducación de la gestión de presiones del abdomen.
- Terapia manual para hipertonías de diafragma o contracturas en suelo pélvico.
- Mejorar postura defecatoria.
¿En qué otras situaciones podemos ayudarte?
- Prolapsos.
- Incontinencia de gases.
- Incontinencia fecal.
- Dolor en relaciones sexuales.
- Dolor pélvico crónico.
Así que, si sufres cualquiera de estos síntomas, no dudes en pedir ayudar para mejorar tu calidad de vida, teniendo en cuenta siempre que, en suelo pélvico, el mejor tratamiento es la prevención.